Pedro me lo comentó primero, me dijo que había visto una nota escurridiza en El Nacional sobre una concejal por ahí (que resultó ser Neoespartana), con la genial propuesta de hacer que el Estado venezolano pagara por los implantes de silicona para que todas las mujeres, incluidas las de bajos recursos, tuvieran acceso a tan importante operación. Cuando trató de buscarme la nota para que yo corroborara con mis propios ojos lo que parecía más allá de lo posible, no la pudo encontrar.
Luego vi el resto de la información en el blog de Rafael Osío Cabrices: http://www.rafaelosiocabrices.blogspot.com.
En esos días una de nuestras amigas que es gringa de padres colombianos presenció asombrada como cuatro venezolanas reunidas podíamos hablar sin tapujos de las tetas de silicona de un montón de gente conocida: Que si mi hermana se las hizo porque es que no hacen ropa para mujeres sin tetas, que si a mi hermana le quedaron muy grandes, que si yo me las haría porque después de los chamos quedan muy fofas... que si a perencejita le quedaron perfectas, que si la hermana de sultanita le recomendó que se pusiera un poco más, que si a tal le quedaron fatales...
A mí el tema de la estética enfermiza de la mujer (y cada día de más hombres) venezolana me da grima. No entiendo cómo es posible que una operacioncita de vez en cuando para levantarse el párpado o estirarse la papada, sea parte del presupuesto de una familia clase media. La gente en Venezuela se hace cirugías plásticas simplemente porque ¡están baratísimas!
Yo trataba de explicarle a la chica gringa que en Venezuela es un vicio. Que las mujeres se sienten de alguna manera vacías si carecen de tan mamaria glándula. Que si las tienen –verdaderas o falsas- las enseñan sin reparo en escotes de vértigo.
Le dije, no sin cierta vergüenza, que incluso hay hombres que pagan por las tetas de sus mujeres haciéndose así acreedores por derecho de ese pedazo de carne.
Que saliera la concejal a decir semejante sinsentido cuando las operaciones para corregir problemas de visión son consideradas cosméticas y por tanto no son cubiertas ni siquiera por lo seguros, cuando la gente se muere esperando por operaciones de vida o muerte que el estado no costea, tal vez no sea después de todo incongruente con el desvarío de quienes hoy por hoy llevan las riendas del nuestro paisito.
Además también es cierto que mucho se habla y poco se hace en esta Venezuela del siglo XXI.
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