A vuelapluma

EN LA COCINA

Aprendes que hay que elegir las caraotas. Las ponemos todas en la mesa y las que están feas o partidas los ponemos a un lado (es que no hay lugar para los feos y partidos ni siquiera en el mundo de los granos, HAY QUE APARTARLOS), también las piedritas porque es muy desagradable comerse una piedra. Tú sí, tú sí, tú sí, tú sí, tú sí, túuuu no. 1 a 5, la proporción mejorará. O quedará demostrado que en la población granística, cada vez hay menos que aprovechar.

Como no sabes nada y eres aún pequeña agarras un granito, lo acomodas en tu nariz y empieza a crecer. Teniendo en cuenta que ahí está siempre húmedo, sale un árbol inmenso y tú eres su madre. Y cuando en 5to. grado te mandan en el colegio a hacer el experimento del germinador, tú eres la maestra y le explicas a tus amigos de tu bebé árbol y luego le das de comer.

Pero eso no pasa en verdad. Aunque sí un poquito. Además te gusta la tierra. La gente dice que cuando los niños comen tierra es porque les falta no sé que mineral y ellos sabiamente tratan de obtenerlo de su fuente natural. A mí me gusta la de allá abajo, la del parque, cerca de donde está la rueda, como no es tan grande el sitio y no hay mucha tierra, me la paso buscando por ahí a ver si encuentro un sabor parecido en otra parte… para cuando ésta se me acabe.