Por Matusalén Gómez
Myanmar o Birmania, no importa tu nombre bello, solo importa tu rebelión, que del budismo viene con la frente bien en alto, bajan de las pagodas sagradas en busca de libertad, ya no basta la implacable represión que de la bota viene, ya no hay temor, solo entrega, cuando la convicción lograda en la infinita verdad de lograr el respirar sin tener que pedir permiso a quien osa en su pensar que apresando, torturando y matando puede al espíritu acabar.
Aun Sang Suu Kyi, oh temple de mujer birmana, ejemplo de fortaleza, ejemplo de resistencia, ya tampoco tu espíritu libertario resiste un minuto más, sal al aire mujer no temas morir porque el halito de Birmania, está impregnado de amor, cómo podrán los represores vivir, sabiendo que allá afuera, más cerca de lo que ellos temen están los de las mentes rebeldes vestidos del color del azafrán que con su bella enseñanza venida del Buda eterno los lleva a desafiar balas, vejaciones, juicios, humillaciones, cárceles, exilio y hasta el dar la vida.
Y qué importa el mundo entero Rangún, Yangon, ya son ciudades rebeldes, ya no temen más al régimen opresor, solo caminan y caminan, sin armas, sin gritar, solo vale el mirar
Allí van los monjes budistas, llenos de corazón, llenos de eternidad, solo piden lo que todo vale: “LIBERTAD”.-
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