De los sueños y otras yerbas

Por Matusalén Gómez

Desde hace mucho tiempo vengo teniendo mucha dificultad para conciliar el sueño. Pero hay que escuchar cualquier cantidad de cosas que me han sugerido para el mal del insomnio: tómate un té de lechuga, leche caliente, batido de piña, tilo, valeriana, haz tai-chi, un poco de yoga, léete el salmo tal, hay ejercicios de respiración, y pare usted de contar…

Tengo un amigo medico, bueno ya no es mi amigo, me birló 50.000 bolívares débiles, porque ahora por decisión del todopoderoso Ugho, no solo le darán una Reforma Constitucional, que resultará ser una nueva Constitución inconstitucional por el rollo de que la Asamblea de rodilla en tierra, decidió entregarle más de lo que pedía, vainas del complejo de sumisión o manumisos; en total que el San Miguel efectivamente me ve en la calle y me dice que soy hiperquinético y yo por jodienda le pregunto ¿te debo algo? y muy fríamente me dice 50 bolívares fuertes y yo, como hinoptizado, saco la cartera y le entrego la platica, total bien robado y que le aproveche; así de dormido estaría. Pero continuemos con el sueño…

Manuel de Sousa, es una persona bastante allegada y le tengo como hombre de bien, y de paso me ha resultado un experto en sueño, cada vez que me ve me pregunta lo mismo ¿y cómo estás durmiendo?, yo, viéndolo directamente le digo, ¡oye Manuel, me va pésimo! y él, cual experto, me suelta que es falta de selenio y se larga a darme una explicación digna del mejor experto en Sueñologia. Lo penúltimo que me recomendó fue, con voz profunda de bajo y como en secreto, váyase todas las tardes y siéntese en la playa, meta los pies en el agua y dormirá como un bendito, y lo último fue que me inyectara vitamina B12, está comprobado que la falta de la misma puede afectar al sueño.

Él parece olvidar que ya he pasado por las manos de curanderos, santeros, médicos de varias especialidades, sanadores, tarólogos, curiosos y lo que me dijo Giordano, de muy buen pico para el escocés, fue: guevón vente al bar, nos tomamos dos frascos de whisky y verás qué buen sueño vas a tener y agregó un inapelable, ¡te lo garantizo!

Matusalén ante tanto consejo y nulos resultados ha optado por dejarlo en manos de la naturaleza, porque he de reconocer que al fin y al cabo es la factura, si la factura del tiempo y del uso y del abuso del ya gastado físico. Por ello me inclino y con una media venia, me quito la boina neoyorquina que me regalo mi amiga y le digo al insomnio, bienvenido mi amigo, apago la luz y buenas noches.-

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