La odisea de mi compu, o cómo enloquecer en menos de un mes

Como ya saben, mi computadora está mala. Tal vez, para serle fiel a los hechos actuales reales, debo decir, en este instante no puedo usar mi computadora. Sí, quizá eso sería más acorde a lo que pasa en realidad.
Voy a empezar por el principio, porque como verán la cosa se va poniendo buena a medida que pasan los días.

24 de junio de 2007
La pantalla de mi computadora enloquece.

Estoy trabajando en una traducción, cuando la pantalla se convierte en una gran malla de mosquitos. Puedo ver que lo que estaba trabajando está todavía detrás de ese velo, pero no puedo hacer nada por rescatarlo. Apago la compu, espero un rato y la prendo de nuevo.
Empiezo a trabajar y todo va bien hasta que abro una pantalla de Internet y la malla regresa. Esta vez decido apagarla por un tiempo más largo. Esta laptop se calienta con frecuencia y tal vez he estado trabajando demasiado en ella. No lo olvidemos, estamos en pleno verano.
En la noche decido encenderla. Funciona. Hago respaldo del libro que estoy traduciendo y de un par de carpetas que considero indispensables. La providencia permite que lo haga sin problemas. Apago la computadora con la fe ciega de que ya pasó, de que mañana cuando la encienda todo va a ir bien. Me voy a casa de Richard y Jess donde están todos reunidos.

25 de junio de 2007
La computadora no sirve, definitivamente.

Ya sin miedo, enciendo la compu lista para empezar la jornada. No debemos olvidar que yo trabajo en mi casa, que soy freelance, que todo lo que hago está en esa computadora.
Esta vez ni siquiera logro llegar a ninguna parte. Apenas enciendo la máquina y antes de que funcione el sistema operativo, le aparece la catarata.
Aterrada, sabiendo que la garantía acaba de expirar hace unos meses, llamo al servicio técnico de HP. Por teléfono le explico al técnico los síntomas, me dice que la pruebe en otro monitor, lo hago y da el mismo error. Hay un diagnóstico, es la tarjeta de video, para arreglarla hay que mandar la computadora a HP, no sin antes pagar los cuatrocientos no sé cuantos dólares que esto implica. Le explico al técnico que por favor especifique que no borre la información de la computadora. Que no me dio tiempo de hacer un respaldo entero.
Esa misma tarde llega FEDEX con la caja y las instrucciones de empaque.

26 de junio de 2007
Se llevan la computadora a reparar.

Dos semanas en las que tendré que respirar profundo y trabajar en la vieja MAC, herencia -o parte de pago- de mi trabajo en Círculo de Lectores. La maquinita es vieja, tiene OS 9 y una memoria de alzheimer, pero siempre ha estado ahí, vivita y funcionando cuando las demás han caído.
Me llega un mail de una de las compañías para las que hago freelance para que haga un trabajo. Tomo el trabajo (ya que tengo que pagar cuatrocientos y pico de dólares de improviso) sin saber realmente si lo voy a poder hacer. En realidad, me digo, en el peor de los casos uso la compu de Pedro o le pido prestada la laptop a Mónica.
Sigo con la traducción del libro.

Del 27 de junio al 10 de julio de 2007
Paciencia

En las próximas dos semanas el trabajo es lento y doloroso. Si abro más de una ventana en el navegador, la compu se queda colgada sin esperar a que yo haya guardado. No tengo mis correos, revisar las cuentas de correo es todo un suplicio, G-mail me recuerda que si actualizo el navegador puedo aprovechar todas las ventajas que me puede ofrecer... yo sigo ahí, estoica. Si esto es lo que hay que hacer, pues paciencia.
Sigo con el libro y, aunque le pedí la compu a Mónica, al final pude trabajar en la computadora de Pedro el trabajo que me habían pedido de la otra compañía. Me han salido más trabajos en estas dos semanas que en los tres primeros meses del año.

10 de julio de 2007
Todavía no

Me llaman del servicio técnico de HP para decirme que se tardarán una semana más.
No tengo messenger, tengo un g-mail paralítico y una máquina que se guinda con mucha frecuencia. Estoy decidida a no perder la razón.

Del 10 al 18 de julio de 2007
Más de lo mismo

Mis días transcurren más o menos igual. Mis visitas a la red se limitan a cosas de trabajo. No tengo tiempo que perder. Esta es una máquina muy orientada al trabajo. Escribo poco, subo un par de cosas a Tertuliana (desde la computadora de Pedro, porque desde esta no se puede) y ni siquiera me molesto en mandarles un mail, porque estoy subiendo tan poco que ni vale la pena.
Una semana más, me digo, una semanita más y ya. A partir del 20 me llega otro trabajo. Tengo cinco días para terminarlo. Lo agradezco y mientras tanto sigo con el libro.

19 de julio de 2007
Bipolar

Mi máquina llegó. ¡Alegría! Por fin volveré a trabajar como de costumbre, extraño el tacto del teclado. Ya no me equivocaré más con esto de los acentos en Mac y el alt e, lo que sea. Está aquí.
Enciendo la máquina y mi información no está ahí.
Me han borrado el disco duro.
No puedo creerlo. Repito: no puedo creerlo.
Intento comunicarme con el servicio técnico de HP y la primera persona que me atiende me cuelga el teléfono. Mi nivel de histeria es alto, pero no era para tanto, le acababa de decir que yo sabía que no era su culpa.
Llamo de nuevo. Paso por la larga lista de menús automatizados que ya me sé de memoria. Me atiende un ser humano, le explico lo que me pasa, luego del consabido HP no se hace responsable por la información, pido hablar con su supervisor. Me dejan esperando media hora, tengo que irme y cuelgo.
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Llego en la noche y llamo de nuevo. Llego a un supervisor. Lo primero que me dice es que ciertamente él está viendo en el reporte que el técnico que me atendió hizo la anotación de que no borraran la data. Yo le digo que todo muy bien, pero que me dé soluciones, soy traductora y escritora, le digo, usted no tiene ni idea del mal que me han hecho. Me asigna a un Case Manager que me va a llamar mañana para “ver qué se puede hacer”

20 de julio de 2007
Esperanza

Me llama la Case Manager, dice que lo lamenta mucho en nombre de HP y blah, blah, blah. Me dice que ellos no recuperan data, pero que busque una compañía que lo haga, que ellos me pagan lo que cueste, luego de que yo haya pagado, claro está.
Empiezo la búsqueda de compañías que recuperen data. No abren el fin de semana. Tendré que esperar al lunes.
Llega el trabajo que tengo que entregar el miércoles.

23 de julio de 2007
Llueve a cántaros en la ciudad.

Llevamos el disco duro. Cuando regrese tengo que ponerme a trabajar. La idea es trabajar hoy y mañana en esto del miércoles y seguir con el libro luego. Cuando llego trato de arreglar las cosas para empezar a trabajar. Esta compañía para la que trabajo, tiene unas cosas muy técnicas, te tienes que conectar a un servidor satelital y no sé que historias.
Son las 5:00 y no he podido hacer que funcione en la computadora de Pedro. Veo el monitor y siento que no puedo más. Las lágrimas se me salen de la impotencia. No entiendo porque todo es tan complicado. Lloro. Me voy al cuarto y me tiro en la cama a sollozar. Suena el teléfono, no lo atiendo.
Le pediré la máquina a Mónica a ver si ahí puedo trabajar, ya hoy está visto que no puedo. Me siento a escribir esto mientras Pedro trata de hacer que su Mac funcione para las cosas que yo tengo que hacer. Yo no puedo más por hoy.
Mañana será otro día.