A vuelapluma

Lágrimas

Siempre estoy llorando, me dicen llantén, llorandito, llorona a secas y siempre hay una buena excusa para llorar.

Creo que nací con el corazón triste y como no he aprendido a hacerme entender, lloro.
Lloro de rabia, de impotencia, de tristeza, de alegría, de miedo o de nada, sin más ni más. El llanto es la manifestación de todo lo que está dentro de mí.

Pero nadie lo sabe. Para ellos solo soy una llorona, llorandito, llantén. A veces no puedo dejar de llorar, no puedo ni respirar y se me hace un hueco en los pulmones y pienso que esta vez sí, esta vez van a entender. Pero mi papá que está fastidiadísimo de mis lloriqueos se voltea y me mira como que me va a matar si sigo llorando y me pregunta que si quiere que me pegue para que entonces sí tenga una razón para llorar.

Yo no puedo parar, es como una cosa rara, cada vez que empiezo a llorar algo se rompe dentro de mí y no puedo contenerme. Yo no quiero que me pegue para llorar con razón. Alguna razón tendré, solo que ellos no saben cuál es. Quizá yo tampoco lo sepa.

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