A vuelapluma

Nuestras fiestas

De vez en cuando, mi mamá y mi papá salen en la noche a bailar. Mi hermana tienen 11 años y yo tengo 7.

Las muchachas se quedan en su cuarto viendo las novelas, mientras mi hermana y yo revolvemos todo el clóset de mi mamá para hacer otra de nuestras fiestas.

Sacamos los vestidos, sobre todo los más cortos que nos quedan bellísimos porque les ponemos alfileres imperdibles para ajustarlos. Buscamos los zapatos altos, que por supuesto no nos sirven, y nos peleamos para ver quién se queda con la piel de oso de mi mamá. A la otra le toca el chal brillante, que no está mal, pero nos gusta más el peludo de oso, es más elegante.

Preparamos bandejas de pepitos, cigarrillos de papel y si nos hemos enterado con tiempo, preparamos el Kool-Aid que compramos a escondidas de mi mamá, que nos mata si nos ve tomando esa porquería, pero que a nosotras nos encanta.

Luego nos maquillamos y nos ponemos todos los collares y las pulseras que encontramos por ahí.

La preparación lleva su tiempo.

Luego comienza la fiesta. Nos sentamos con las piernas cruzadas, como gente grande y conversamos. Hacemos como si fumamos. Comemos, con mucha delicadeza, un pepito a la vez y tomamos pequeños sorbitos de Kool-Aid, todo muy sofisticado.

A cierta hora cuando ya nos cansamos de actuar como gente grande y la ropa nos fastidia y el maquillaje se nos ha corrido, empezamos el espectáculo.

“En los años XX, sucedió en Chicago, el FBI está aquí, nadie se podrá escapar...”,

A mi hermana siempre le toca el papel de Mirla Castellanos. Yo me escondo detrás de los muebles porque soy un gánster. Y luego en el coro me arrodillo para hacer de la mamá Chicago ya murióooo...”

Recogemos todo antes de que lleguen mis papás y nos vamos a acostar a su cuarto hasta que no aguantamos más y nos quedamos rendidas esperando que nos traigan un Guapo del TropiBurger.

Si vienen muy tarde, en lugar del Guapo nos traen arepas con queso guayanés y cuartico de leche. Eso puede ser un terrible final para nuestra noche de diversión. Lo que realmente queremos es un Guapo.

A veces, si nos olemos que lo que traen es arepas, nos hacemos las dormidas. A mí todavía me funciona, mi papá me lleva cargada a mi cuarto, pero mi hermana está muy grandota ya y tendrá que pasarse caminando.

“Chicago ya murióoooo”