Descontexto* - Amasijo

En el divorcio, otro de los “bienes” que nos dividimos fueron los amigos. En realidad resultó más fácil de lo que nos imaginamos.

Descubrimos casi con estupor que teníamos pocos amigos en común; así que él se llevó a los suyos, que por otra parte no me iban a echar en lo absoluto de menos, y yo a los míos, que tan decentemente se habían callado sus antipatías por mi ex durante el tiempo que él y yo habíamos estado juntos.

– La verdad es que no entiendo cómo duraron tanto.

– Si es que eran como agua y aceite.

– No pegaban ni con cola.

– No sé qué le veías a ese tipo.

Eran frases que escuchaba comúnmente desde que habíamos anunciado la separación.

– No te decíamos nada porque te respetábamos

– ¿Cómo íbamos a meternos así en tu vida si te veías tan contenta?

… y cosas así.

Pero había uno, un amigo de mi ex en particular que yo quería para mí. O, mejor dicho, uno que no quería perder.

Habíamos hecho clic desde el principio y a menudo quedaba con él sola para ir a comer sushi o tomar algo por ahí.

El amigo era gay, mi ex no lo sabía, claro está, a pesar de que se suponía que era uno de sus mejores amigos.

Yo sí lo sabía, me había ganado su confianza y su cariño. Había sido muy cuidadosa en guardar su secreto y hasta le alcahueteaba una que otra aventurilla… así que me lo merecía.

Yo era para él mucho más cercana que mi ex. A él solo le unían los años, las cosas compartidas a lo largo de la vida; pero conmigo había una conexión espiritual.

Supongo que la ambición nace de cosas como estas.

Después de la separación seguimos viéndonos a escondidas.

Ahora ya ha pasado el tiempo. Ya mi ex tiene otra vida. Hasta sabe que mi amigo es gay, pero eso a estas alturas ¿a quién le importa? Lo que aún no podría soportar, y tal vez nunca lo haga, es saber que su amigo siempre me prefirió a mí.

*Me he inventado un juego. De cualquier libro que me cruce me robo una frase, una frase cualquiera y a partir de ahí me invento una historia.

La frase del Descontexto de hace dos semanas, Yuxtaposición, corresponde a Nocilla Dream, de Agustín Fernández Mallo.