A vuelapluma - Escaleras

Desde que me acuerdo siempre me la paso cayéndome. Tengo las rodillas llenas de costras, nunca podré ser modelo porque con esas rodillas peladas no se puede. Eso sí, nunca me he roto un hueso, así que tampoco me pego tan duro.

Ahhh, y también pego los dientes de todas partes. La primera vez me los rompí jugando a quién saltaba más escaleras en casa de mi abuela. Estábamos todos los primos, seguro habría algún cumpleaños o algo así, jugando en el pasillo cuando no sé a quién se le ocurrió la idea de ver quién saltaba desde más arriba, como siempre he sido atlética (mis papás dice que saltona) yo quería ganar.

Empezamos como desde el tercero, todos saltamos, claro, luego fuimos aumentaba el nivel de dificultad de escalón en escalón. Mauricio se negó a saltar desde el octavo, así que solo quedábamos Adriano y yo. Pasamos el noveno… en el décimo salté y me pegué con la pared del frente, ¡pum! tortazo.

El diente salió disparado, bueno, la mitad, un pedacito, no fue para tanto.

Una cosa más… ¡Ganéeeeeeee! no sé si Adriano hubiera aguantado el desafío, pero llamaron a todos los papás y el juego se acabó alzándome como la ganadora indiscutible, y parcialmente desdentada, del salto de escaleras.

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