Cosas que pasan

Yo no tenía porque equivocarme, pero lo hice. Un asunto de vida o muerte, un tema definitorio.

No me enteré sino a los días, hablando del asunto del cual en realidad no quería hablar con nadie, pero que parece colarse como un ratón y a pesar de que nosotros no lo mencionamos, termina apareciendo por ahí, metiendo su minúscula nariz, para alegría, no lo dudo, de algunos.

Puedo dormir, pero no descanso; no quiero pensar, pero los pensamientos me atacan como pinchazos de clavos.

Cuántas veces hemos deseado echar el tiempo atrás. Si volviera a suceder esto o aquello, si me volvieran a decir, si tuviera que volver a tomar esa decisión, pero no es así como pasan las cosas. El tiempo, como lo conocemos nosotros al menos, es lineal y no perdona, no da cabida al error.

Luego pasan cosas peores. Mucho peores, que te dejan en una triste posición de queja. Lo que hace un par de días te parecía tan fatal, de pronto se vuelve nada ante la muerte de un muchacho. Entonces todo cobra una nueva perspectiva, y las cosas ya no son tan grandes, aunque tú te sientas igual de estúpido.

Esperar, eso es todo. No pensar, no permitir que lo clavos penetren, esquivarlos, no hacerle caso.

Cosas en las que no dejo de pensar, El proceso, Kafka, Esperando a Godot, Beckett. Y esto, el absurdo, el vórtice de la incertidumbre, el miedo, los clavos, el dolor. Paciencia, supongo, paciencia.

Esa mañana un zamuro visitó la terraza del edificio de donde sacaron, un poco más tarde, el cadáver de una persona que había muerto durante la noche.

Comentarios

Entradas populares