Temporada de osos

Una de las cosas que tienen de diferentes Caracas y Nueva York es la moda. En una ciudad tan grande y tan diversa como Nueva York, es difícil ver que toda la gente se vista parecido. Puedes verlo por zonas, de pronto en el Lower East Side, la gente va mas Vintage, más de pantalón tubito y franela por fuera, pero en realidad, la diversidad termina imponiéndose, aunque sea a la fuerza. La gente en general, no quiere parecer que salió de una vitrina.

En cambio en Caracas, ser diferente, vestirse diferente es raro. A mí me ven rarísimo. Me miran el pelo, como si tener rulitos fuera muy extraño en este mestizo país. En estos días un amigo me preguntó que si estaba disfrazada (–lo digo por el pelo –agregó y todo); también tuve que encarar las risas de un niño al que lo único que le faltó fue señalarme con el dedo. Yo, aquí soy un bicho raro. Y me gusta.

En navidad me regalaron una cartera QQBear. Yo ni sabía de la existencia de la marca, o de su competencia (y aparentemente pionera del asunto de los ositos) catalana Tous. Agradecí el regalo de la cartera porque claro, una cartera bonita es siempre bien recibida, además, yo había venido por 15 días y solo me traje mi bolso de calaveras de Andy Warhol, nada de carteras decentes. Así que comencé a llevarla.

De pronto empecé a notar la proliferación de los ositos en todas partes.

No solo había carteras de ositos sino correas, dijes, zapatos, zarcillos, monederos, colitas, pulseras y qué se yo qué más de ositos. Ahí sí me asusté. Todo tiene un límite. Así que decidí guardar los ositos para cuando regrese. ¡Definitivamente, en Nueva York, no hay tantos osos!

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