El misterio de las coronas perdidas
Por Matusalén Gómez
Reseña la prensa: “Las reinas electas en Miss Venezuela no pudieron ser coronadas, ya que las coronas no aparecieron”. Curioso ¿no? que las aureolas que habrían de dar en su justo momento el aire de monarcas a las bellas muchachas, como por arte de Potter se desvanecieron.
La crónica periodística continuaba diciendo que a Osmel, fabricante por excelencia de bellezas, le dio un patatús y que el injerto de cabellos de verde teñido se convirtió en gris y nada. Joaquín Riviera exclamaba -¡callen, callen! -a los que desde el publico gritaban “en una noche tan fea como esta”. Total el pandemoniun y en directo por TV. Sin embargo todo ocurrió detrás del escenario. Por lo que los guardias de seguridad escrutaban hasta el último rincón en busca de las coronas. Ya que poco faltaba para el culminante momento.-
Todo esto lo supe escuchando Buenas Noches, con Karla Angola, Kiko Bautista y compañía que se orinaban de la risa, contando la historia.-
Como no me gustan los chismes y por aquello de conspiración mediática; comencé a indagar a través de mis fuentes y resulta que las mismas me llevan directamente al Palacio de Mesmaflores, también sucursal del Palacio de Los Reyes, anexo al también Palacio de Planalto… la cosa lucía complicada, pero acuciosamente indagué, y lea usted lo que verdaderamente ocurrió aquella aciaga noche.-
Resulta que su majestad UGgo, se enteró en forma tardía del concurso, al cual, de paso, no se le había invitado ¿una falla de la Sala situacional?, y se armó el más grande de los peos. Porque con la consabida Reforma Constitucional, no habrá más que un solo coronado, y su majestad imperial en un arranque de soberbia y reconcentrada arrechera que le tiene a los Cisneros, por la vaina de Carter y a los concursos de belleza, (por lo de la burka y porque esa carne no la maneja MERCAL) y sin tiempo de parar el evento, exploto en improperios y denuestos propios de la más baja estofa arrabalera, (recuerdos de sus tiempos tribilinarios). Dicen que el escandalo fue de tal magnitud que los pájaros que dormían en los árboles que rodean el Palacio volaban como locos y la gente se asomaba a ver aquel curioso suceso.
Hugo, entre patéticos gemidos decía: Yo Hugo, el grande el mesmo de los Reyes de Sabaneta, seré el único Coronado, no permitiré por ninguna causa este desfenestramiento, producto de la conspiración internacional, es
Ante tal conseja el Hugo, se mesó los cabellos y, a punta de uña, se destrozó encima
UGgo, que no sabía si reír o llorar porque las ansias lo abrumaban, ya a solas tomo las coronas, y una a una sobre su cabeza se las colocó, al no poder mantenerlas sobre la imperial testa, las rompía y se oía: ¡Ni Caracas, ni Miranda, ni Cojedes, y ni siquiera Barinas, que mala suerte la mía! ya que a sus pies inservibles y destrozadas yacían las tan ansiadas coronas. Y UGho, zamarro pensó; pero no lo dijo: “SIN CORONA NO HABRÁ REY”.
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