¿Defectos o virtudes?
Por Matusalén Gómez
La vida está hecha en gran parte por virtudes -que normalmente decimos que son muchas- y defectos, que a veces escondemos, tratando como el más común de los mortales, de minimizarlos o no expresarlos.
Les relataré algo. Hace algún tiempo en una entrevista con un psiquiatra amigo mío -al que visitaba en razón de mi depre light que pasó a ser crónica y que, gracias a Dios, se diluyó con el tiempo- le hablaba en tercera persona mientras Alfredo escuchaba atentamente, esperando la respuesta a la pregunta ¿Cómo era mi vida privada? o sea mi relación con las mujeres. Matusalén le soltó la siguiente prenda:
“Mí vale, tú sabes cómo somos los hombres, un enredo aquí, un avance por allá, un plan de ataque a la morena de San Luis y otro plan a la blanquita de Guatire, pero nada de compromisos”.
Debo decir que Alfredo, es un profesional a carta cabal y en 20 años siempre ha permanecido con Mary, le conozco un hijo varón que está dedicado sus estudios, vive en Londres y con el ejemplo y el apoyo de su familia se convertirá en un profesional de la medicina.
Alfredo me miró fijamente y me dijo: ¡Oye, Matusalén! tú hablas mal, ¿por qué generalizas cuando dices “tú sabes cómo somos nosotros?”; no Matusalén, ¡cómo eres tú!
Por los momentos quedé alelado, porqué yo esperaba la solidaridad automática que esperamos los hombres ante el tema femenino. Así pues, aprendí desde aquella lección del psiquiatra, que no todos somos caimanes del mismo charco.
Pero debo seguir con ese intento camaleónico de intentar convertir un defecto en virtud, reconociendo ante ustedes, los pocos o muchos que leen el blog de Tertuliana, que mis defectos continúan; y una razón de ello, es que con la edad se acentúan y juro que les doy la vuelta y las transformo en virtudes.
Veamos, a veces la ira me consume y este es un pecado mortal a condenación, pero inmediatamente me digo: es que el tipo o la tipa me sacó de mis cabales, y le solté una sarta de atrocidades verbales, que no convencen a nadie e inmediatamente las justifico diciendo, se lo merecía por ser tan gilipollas (desconozco el termino para aplicar al género femenino) y allá va transcurriendo la vida.
Otra cosa que hago es adelantarme a las cosas. Miren qué magia la del cerebro, si una persona dice algo estoy siempre como a la expectativa y casi le saco de la boca lo que piensa expresar después, y con la misma velocidad ya estoy avanzando en la respuesta. ¡Por las barbas del profeta! ¿Será que me viene la virtud o el don de la profecía?
Debo finalizar diciendo que esto aquí no termina y de este rollo, tengo mucho que decir, pero mi mensaje a ustedes es que no le teman a la virtud, si creen que es verdad aplíquenla y si es un defecto traten de ocultarlo, disfrácenlo ya que al fin y al cabo es de su exclusiva y única propiedad.
Y les invito a solidarizarse con los tibetanos; a gente brava, desafían al tigre asiático a ver si nos unimos a su lucha, lo merecen. Sayonara.
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