La Reforma (La maldita)
Por Matusalén Gómez
He de confesarme absolutamente ignorante en lo referente al tema constitucional muy puesto en boga desde hace 9 años. Todo comenzó con la bicha, así llamada despectivamente por su propulsor Ugho, el más mediano de los hobbits, nacido en las tierras bajas del reino banirense. ¿Qué venezolano hasta ese momento vivía pendiente de
Hasta aquí todo, si no estaba bien, al menos funcionaba, hasta que llegó la “pepera”, verdad que suena feo, si vale la “pepera”, y que me perdone mi madre, que debe estar en la estrella más grande del universo, descansando después de haber parido 8 muchachos; pero además arrecha, sí, perdóname mi paciente madre, que tu hijo más díscolo y ovejazo negro te nombre, pero no es justo, que después de traer a semejante catajarra de machos y machas, 7 de ellos estén con la vaina esta que llaman proceso, y que proceso ni que bajeza, es una vaina artera, mala, falsa, mentirosa y la acción más salvaje que puede haber sufrido un país, como lo es haber vendido su alma al diablo por 12 ó 15 monedas de cobre, tal como Judas vendió a Cristo.
Y no es que estoy escapando de la realidad, no hermano, es que la mal nombrada reforma no es más que la penúltima instancia para entregar de piernas abiertas y bien lubricada lo que queda de Venezuela, antes de convertirse en Cubanuela, en honor al Che y a Fidel, a los dos que lo perdone Dios, en el momento de juzgarlos, pero este Matusalén es terco, acucioso, de cuero duro y resulta que Reforma es:
Aquello que se propone, proyecta o ejecuta como innovación o mejora de algo; vade retro, si lo que escuchamos a través de los pocos medios que medio existen en este país y que subsisten aún con la andanada de patadas, botellazos, coñazos en la nariz, amedrentamiento, y un largo etc., que por ciertamente respetar al que nos lee no los mencionaré.
Es que
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