Las dos banderas

1
No sé cuando empezó todo. Mi casa siempre había sido muy pacífica. Sólo estábamos nosotros tres. Y yo era el consentido de mi mamá y de mi papá.

De pronto la tele empezó a ser el centro de atención, se pasaban las horas frente al televisor oyendo noticieros. Las caras de mis papás se iban haciendo cada vez más largas. La hora de la comida que antes era relajada y tranquila, ahora se pasaba entre discusiones que yo no entendía.


2
No sé muy bien porqué, pero ahora mi papá está todo el día en la casa. Creo que se quedó sin trabajo. Mi mamá llega cansada sin ganas de jugar conmigo. A veces mi papá me lleva al parque, pero creo que ya no me quieren igual.

Hace semanas que nadie viene el domingo. Antes venían amigos y familiares y comíamos afuera en el patio. Había carne y mucha comida. Creo que ya la comida no es como antes. Me dan menos carne y menos leche. Mi papá se pasa las horas aquí con una cara de que se le acabó el mundo, yo trato de jugar con él, de levantarle el ánimo, pero no me hace mucho caso.

3
Mi papá se cambió de cuarto y puso una bandera roja en la ventana. Mi mamá se quedó en su cuarto, tiene dos banderas en la ventana, una tiene tres colores y siete estrellas, la otra es negra con las mismas estrellas. No sé que significan, pero creo que en esas banderas se resumen sus diferencias. Definitivamente están bravos. Uno le tuvo que haber hecho algo malo al otro, pero quién a quién. ¿Y qué fue eso tan malo?

Parece que mi papá consiguió un trabajo. Ahora ya sale más y se ocupa menos de mí. La verdad es que no me importa que no me haga mucho caso, porque a veces tiene tan mala cara que es mejor que salga y haga algo.

Tengo un problema, no sé dónde dormir. A veces me paso de una cama a otra en una sola noche para que no sientan que quiero menos a uno que al otro.

4
Hoy es mi cumpleaños y parece que nadie se acordó. Bueno, se acordaron mis papás, pero nadie más. Antes siempre venían mis tíos y me traían juguetes y regalitos, pero creo que ya no se hablan con mi mamá. Yo creo que tiene que ver con lo de las banderas.

Ya nadie come en la mesa. No se sientan juntos a ver la tele en la sala. Cada uno tiene una tele en su cuarto y ven diferentes canales. La casa se llena de periódicos los domingos, pero ya no leen los mismos. Es como si cada cual tuviera su mundo. He notado algo en común, ahora mi papá cuando sale a veces se viste de rojo, pero lleva una bandera igualita a la de mi mamá, la de tres colores y las estrellitas.

5
A mí me tienen un poquito de aquí para allá. Yo no entiendo nada, no sé por qué pelean, no sé por qué si antes se querían tanto y todo era tan tranquilo, ahora todo es como una locura.

Parece que algo va a pasar. El ambiente, que ya se había puesto pesado, ahora está aún peor. Y yo no sé de algunas cosas, pero sé, porque lo siento, cuando un ambiente se pone pesado. Mi mamá sale todas las noches al balcón y le da golpes a una olla con una cuchara. Grita cosas y afuera se forma un escándalo que no me deja dormir. Me asusta mucho. Mi papá entonces grita o pone música a todo volumen para tratar de no oír el ruido. Yo me meto debajo de la cama y de ahí no salgo. Igual en esos momentos nadie se pregunta dónde estoy.

6
Mi papá se la pasa viendo en la tele a un hombre que habla y habla y habla, ya le reconozco la voz, pero es que habla mucho. A veces también canta o se ríe, a veces está vestido como la bandera que llevan mi mamá y mi papá. ¿Será posible que todos tengan algo en común? ¿Qué podrá ser? ¿Cómo puedo ayudar? Yo me siento tan pequeño.

Mi tía llamó, pero no quería hablar con mi mamá. Ellas antes eran muy amigas y mi tía siempre venía los fines de semana y jugaba conmigo. Mi mamá la saluda como si estuviera hablando con una desconocida y le grita a mi papá que atienda el teléfono.

A veces mi mamá y mi papá se hablan. Hablan de otras cosas y parece que se les hubiera pasado toda la rabia, pero si encienden la tele, o escuchan algo que les prende la mecha, se gritan como locos.

7
Estaban gritando y se me ocurre una idea. Voy corriendo al cuarto de mi mamá, me monto en la cama de un brinco y arranco la bandera que cuelga de la ventana, la dejo en el pasillo mientras voy al cuarto de mi papá y hago lo mismo. Las agarro las dos con los dientes y salgo corriendo, empiezo a ladrar y a ladrar, tratando de ir por encima de los gritos de ellos.

Se callan y ven las dos banderas. Me espero el regaño, pero es como si de pronto se hubiesen dado cuenta de algo. Ven las banderas, me ven a mí, se ven ellos. Mi mamá está a punto de llorar y mi papá la abraza y me llama. Nos revolcamos los tres en el piso, yo muevo la colita. Creo que han entendido algo. Yo no. No he entendido nada de lo que ha pasado en los últimos tiempos. Yo sólo sé que nada en el mundo, ninguna bandera, ni ningún color debería ser capaz de separar las familias.

Comentarios

Wow amiga, solo al final entendi que era un cachorro! muy bueno...
Anónimo dijo…
Si, la sorpresa es que se trata de un cachorro, pero cuantos ni#os estan padeciendo esa situacion y los padres no se dan cuenta? Muy bueno!!
Lillian G

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