De Claudia a Claudio… sobre Facebook
El viernes pasado me enviaron la columna de Claudio Nazoa sobre Facebook. Yo, desde aquí humildemente, de Claudia a Claudio expongo mi punto de vista.
A ver, primero que nada, si tanta paranoia persecutoria le produce porque no salirse y ya. Conozco gente que, al verse abrumada por tanto mensajito, decide sin más ni más olvidarse de Facebook, hacer como si nunca hubiera existido.
Pero en fin… pongamos que sigue, porque como siempre digo cuando en una película de terror la tipa siempre se esconde donde no hay salida y toma las decisiones más absurdas… si no, no hay película. Está bien, odia Facebook, pero sigue ahí, sufre de esquizofrenia, hipocondría y pare de contar, pero pone más información de la debida y la comparte con tutirimundachi… ¡no! Hay algo malo en ese guión… o en el fondo le gusta la cosa
Ojo, tampoco se trata de defender lo de Facebook que hace lo que dice mi suegra que hacen las señoras de servicio “esas señoras sí saben… y luego lo cuentan todo…” bueno, algo así es Facebook, sabe mucho y cuenta mucho, pero dentro de todo, es uno al final quien controla lo que expone y lo que no.
A mí me divierte reencontrarme con gente a quien no había visto en décadas. Habrá quien dirá que es pavosísimo, pero eso depende de cómo lo mire uno. Antes de la historia de Facebook, siempre me sorprendía darme cuenta de cómo algunas personas que habían sido tan importantes en nuestras vidas, simplemente se desvanecían con el tiempo.
Encontrarse de pronto con una carta de un antiguo novio, o de una amiga de la infancia desata una cantidad de dudas sobre la sinceridad de esos sentimientos que no fueron suficientemente fuertes para sobrevivir la prueba del tiempo. Y uno lee y relee la carta, o los papelitos o las tarjetas y se pregunta, en verdad alguna vez en la vida quise tanto a esta persona, o esta persona me quiso tanto a mí. Eso, era algo que me daba vueltas de vez en cuando.
Ahora puedes recordar a esas personas que fueron importantes como lo que eran. Posiblemente la persona del presente ya no nos importe, es una total desconocida, pero queremos rescatar a la persona del pasado, porque así rescatamos también parte de lo que fuimos y sentimos en algún momento. Aparte del chisme inicial de saber dónde están y qué hacen, algunos “amigos” de Facebook se diluyen rápidamente, como algunos de los reales. Pero quedan las fotos, testimonio inequívoco de que alguna vez, aunque fuera años ha, nos quisimos.
Con respecto a lo de los reencuentros… bueh… eso es harina de otro costal.
Link al artículo de Claudio Nazoa: http://blogs.noticierodigital.com/claudio/?p=70
Comentarios