Columpio

El niñito lee sentado en el columpio. No se balancea, no despega los pies del piso, solo lee. Concentradísimo.

La niñita llega dando brinquitos que hacen que las dos colitas suban y bajen dándole un aire más infantil. Va directo al columpio que está al lado del del niño que lee. Ella lo mira con detenimiento. ¡Está leyendo! –parece pensar– pero, ¿en un columpio?.

La chiquilla hace caso omiso al lector. No se preocupa por saber qué lee. Ha venido, saltandito, a lo que ha venido, a balancerase hasta el cielo en el columpio.

Aunque no parezca, el niño ya no puede leer con la misma concentración, si lo miras bien, te darás cuenta que de reojo quiere balancerse así de alto... pero desde esa posición de intelectual ¿cómo se hace?

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