En volandas

El señor ya es mayor. Va vestido de domingo porque es domingo. Lleva sombrero y corbata. A la señora no la veo hasta que empieza a hablar, entonces noto que lleva exceso de maquillaje, falda larga, una maleta que arrastra.
– Ella es una desgraciada hija puta... y tú igual. Grita el señor a los cuatro vientos haciendo que los que estamos cerca volteemos la cabeza y miremos a los personajes.
– ¿Yo igual? –responde la señora con incredulidad–, ¿desgraciada como ella?

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