El gato

La primera vez que lo vi, el gato estaba en el estacionamiento.

Luego llegó a mi puerta por sus propios medios. Un gato pequeñito y negro. Yo vivía en un pimer piso y cuando fui a salir lo encontré entre la reja y la puerta.

Yo vivía ahí de prestado y sabía que no me iban a permitir tenerlo. Pero el gato había llegado a mí, yo no lo había buscado. Algo tendría que decirme el gato. Le di comida, leche y agua. Lo llamé Cucho, pero no lo dejé entrar.

Traté de negociar, si el gato vuelve se queda.

Yo estaba segura de que volvería, ¿qué gato no vuelve al hogar donde le dan comida y agua?

Pero no volvió, ni siquiera lo vi más en el estacionamiento. Yo me quedé triste, un gato me habría hecho la vida más fácil.

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