Brevísima lección de economía que escuché en un cajero automático
– ¡Ay, no mija!, es que tú nunca tienes real
– Pero es en serio, mira (señalando la pantalla), eso es lo que me queda hasta el final de la quincena.
– Bueno, claro, mana. Ese pantalón que traes puesto es nuevo, esas sandalias yo no te las había visto y esas uñas... no me vas a decir que te las hiciste tú en tu casa ¿Cómo vas a tener real? Espabila chica, los dos últimos dígitos de la cédula.
– ¡Ay no!, voy a tener que empezar otra vez.
– Pero es en serio, mira (señalando la pantalla), eso es lo que me queda hasta el final de la quincena.
– Bueno, claro, mana. Ese pantalón que traes puesto es nuevo, esas sandalias yo no te las había visto y esas uñas... no me vas a decir que te las hiciste tú en tu casa ¿Cómo vas a tener real? Espabila chica, los dos últimos dígitos de la cédula.
– ¡Ay no!, voy a tener que empezar otra vez.
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