La gente de mi generación

He notado algo preocupante. En Caracas, estoy desfasada con respecto a la gente de mi generación. No, en realidad no me preocupa, me causa curiosidad.

Mis prioridades, por ejemplo, son tan diferentes a las de ellos, tal vez por eso nunca he encajado bien en esta sociedad.

Se han convertido en como eran los papás de uno en alguna época. Los venezolanos somos vanos y nos gusta mostrar lo que tenemos, aunque vivamos llenos de deudas.

La gente de mi generación tiene camionetas nuevas y relucientes, apartamentos, son unos exquisitos gourmet, son degustadores de vino y de whisky. No usan una prenda que no sea de marca, no tener una Blackberry es un síntoma fatal, son, en definitiva inmensos consumidores. La crisis mundial no les atañe, no los toca, no les hace mella. Y yo me pregunto ¿cómo hacen?

Es obvio que a medida que tenemos más dinero tenemos acceso a cosas mejores, pero he visto el desprecio ante las cosas sencillas (demasiado poco para sus estándares) en esos rostros. Los rostros de la gente de mi generación, los que conocí, los que yo vi miles de veces bebiendo cervezas relajados en El León, o tomando guarapita en La Guaira, ahora se han convertido en la clase media que aspira a más, pero a un más vacío.

Y no me relajo entre mis pares, los veo sospechosos y chismosos. Como la señora del edificio que llamaba a mi mamá cada vez que compraba muebles nuevos y mi mamá iba y los veía y a la semana comenzaba la campaña con mi papá para cambiar los muebles.

Luego de vivir siete años en Nueva York, rodeada de gente con otra clase de búsquedas, eso, todo eso me causa curiosidad.

Comentarios

Anónimo dijo…
tienes mucha razón en estas palabras primita :P

Que bueno que no te has convertido entonces en la misma cosa que los de tu generación... me alegro mucho..
Besos tqm!
Claudia Cazorla dijo…
Yo, nada que ver!
Vamos a vernos!
Anónimo dijo…
muy interesantes sus observaciones. asi mismo me senti la última vez que estuve en el salvador.... me senti como extraterrestre. en ny se te extra~na mucho.
celina vw, desde nyc.
;o)
maria estela dijo…
Claudia: ¡Valgan tus palabras para reivindicar la libertad de escoger y vivir según lo que nos parece "necesario", pero me gustaría saber más de esa curiosidad de la que hablas! Sólo te causa curiosidad ver esa generación en tu propio país? No hay reproche, pena o algo de decepción como observadora?

Lo digo porque veo que consumir, lo que sea, por el motivo que sea, es una corriente bastante generalizada en varios lugares del mundo. Lo digo también, porque yo no tengo tele desde hace como 4 años, tampoco tengo auto. Y siempre me repiten la pregunta de cuándo me voy a comprar un auto? cuándo me voy a comprar una tele? No les calza que tenga plata para ir de vacaciones por el mundo, pero que ande "a pata"...jajaja y yo me río. Y quizás algún día me compre auto y tenga una tele...pero el tiempo pasa y no se me hace necesario...

Bueno, te felicito por tus columnas...y a ver si me cuentas más de esa curiosidad....
Claudia Cazorla dijo…
Ah María Estela... será que estamos condenadas a ser "extrañitas". Yo tele sí veo, pero el auto no solo se me hace innecesario, sino se me hace además una carga, preferiría tener un perro, que al menos está vivo, pero claro, eso depende del lugar en donde vivas. Nunca me han gustado las ciudades donde sea necesario ir en carro a comprar pan.
Curiosidad es la palabra más inofensiva que se me ocurrió. Cada quién vive como puede y cae en las tentaciones que quiere. No me gusta ir juzgando a la gente por sus "necesidades", pero sí, me parece curioso, como me parecen curiosas otras prioridades de los "adultos jóvenes" de Madrid, donde ahora vivo.
Creo que vivimos tiempos absurdos.
Un gran abrazo

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