Lo que hay que oír...

En este mundo, el concepto de razas ya no existía.

No era normal ver a personas totalmente blancas, negras, color aceituna o con los ojos rasgados. Los seres humanos habían tenido que mezclarse para poder sobrevivir.

Aunque pocas, había algunas familias que por tradición (o tabú) preferían mezclarse entre ellos. Los niños tenían taras con frecuencia, pero no era un asunto que incumbiera a nadie más que a los propios implicados.

Hasta ese día...

Ese día, una jueza morena, de ojos achinados, con el pelo rojo, rizado y largo se negó en corto tiempo a oficiar dos matrimonios: uno de una pareja de blancos, otro de una pareja de negros.

Todo habría quedado dentro de las paredes del despacho de la jueza si ambas parejas no se hubieran decidido a denuncia el caso. Luego resultó que esa jueza ya se había negado antes a peticiones parecidas.

A los blancos les dijo que ella no los podía casar porque sus hijos podían nacer con problemas. "Crearán niños más débiles, más propensos al cáncer de piel, a la cirrosis quística, al mal de Alzheimer, al síndrome de Down..."

A los negros les dijo que su descendecia podría sufrir de enfermedades cardiovasculares, hipertensión, sarcoidosis y diábetes.

Cuando las denuncias se hicieron públicas la jueza dimitió de su cargo. "¡Lo hice por el bien de la humanidad!" ‑dijo. Los niños de matrimonios de una sola raza no son aceptados por sus pares, son genéticamente más débiles y además, los matrimonios de una sola raza tienden a tener más problemas.

Ambas parejas se casaron luego y recibieron altas sumas de dinero por parte de la jueza, quien tuvo que indemnizarles.

¿Parece una historia insólita, verdad?

http://news.bbc.co.uk/2/hi/8310509.stm

http://en.wikipedia.org/wiki/2009_Louisiana_interracial_marriage_incident

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