Esas cosas

Hay cosas que no se dicen, aunque te muerdan, aunque te piquen la lengua. Cosas que deben callarse siempre. Pero esas cosas ¡ah! esas cosas tienden a ser escurridizas y a encontrar la manera de salirse de la boca.

Mutan, se retuercen, se convierten en montruos que se van comiendo el cerebro. O rebosan y se covierten en dardos venenosos que se salen de a poquito.

Son de temer, altamente peligrosas, manipuladoras, te hacen pensar que tienes la razón, aunque no la tengas.

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