VIVIR EN EL CUERPO

De 2014, ¡la entrada anterior de este blog es de 2014! ¿Qué ha pasado en estos seis años en que el blog ha estado abandonado? Objetivamente, no mucho.

Ese mismo año, quizás un poco antes, empecé a escribir una novela. Terminé el primer borrador en 2015, pedí ayuda con la corrección editorial, la recibí y no tuve fuerzas para seguir. Así que hubo una gran elipsis hasta que retomé la novela durante la cuarentena. Me faltan algunas cosas, pero voy quedando contenta con los resultados.

También he estado pensando mucho en lo que quiero escribir. En estos años he hecho planes, esquemas, muchas cosas en la cabeza, pero no me he animado a escribirlas. Todo a su tiempo. Para mí, escribir es a veces un proceso doloroso. Es como ir a terapia. Y no siempre se quiere ir a terapia, aunque la necesites.

Pasó además que me crucé con algo que siempre quise hacer, con algo con lo que soñaba sin saber que ya existía. Y me encontré con mi tropa, un grupo de personas que comparten mi pasión.

Desde pequeña he sido una persona que escribe, pero también una persona que baila. Descubrir la danza Contact Improvisation fue descubrir otra manera de expresarme, de gritar, de llorar, de evolucionar, de olvidar, de descubrir que los límites (físicos o mentales) se pueden superar. Y gracias a esa confianza que me regaló la danza Contact Impro, me sentí capaz de aceptar una invitación a un grupo de creación y experimentación de danza contemporánea, que ahora es mi hogar. Ha sido un proceso lleno de frustraciones, me tocó aprender a escribir sin saberme ni siquiera las letras, pero el trabajo va dando sus frutos. Mi cuerpo ha aprendido caminos, y en ellos habito la mayoría de los días.

Y luego llegó la pandemia.

Seguimos con las clases de contemporáneo por zoom. Este es un grupo bonito, nutrido, comprometido, trabajador.

En octubre retomamos las clases presenciales con todas las medidas de seguridad.

El grupo de Contact también siguió trabajando, pero a este no me uní. Para mí carecía de sentido, se puede danzar con el aire, con el suelo, usar una pelota o un sofá como acompañante, pero para mí, el impacto de la danza Contact Impro está en el otro y en ese otro que se genera cuando dos o más de una persona juegan y se nutren en el espacio.

Aún no he vuelto. Supongo que sí, que hay miles de maneras de bailar acompañado sin tocarse, pero para mí no tiene sentido. Me hace falta, pero no lo considero prudente.

Así que regreso a mi refugio primario. La palabra.

La palabra que trataré de usar con mesura. El derroche de opiniones y de idioteces en las redes sociales también me silencia y me aburre.

Veremos cuánto dura el idilio. 

Comentarios

Entradas populares