Venezuela en mi pensamiento
Cosas que me pasan por la mente en estos momentos. Ensayo sobre la ceguera de Saramago. La condición humana ante situaciones extremas.
No se me sale de la cabeza una parte de una canción de Vetusta Morla, Los buenos. Dice así: Lo sé porque algunos ya se fueron y aún sigo sus pasos al caminar. Y aquí tú y yo . Solo quedamos los buenos. Nadie nos enseña dónde parar...
El viernes 7 en la noche en Madrid, en la plaza de Callao, en la manifestación en homenaje a los caídos fui el cuerpo de Roberto Redman. El muchacho de 31 años que horas antes antes de su muerte había ayudado a cargar el cadáver de Bassil Da Costa, el primer asesinado por protestar. Ahí en el suelo frío, mirando desde atrás los ojos de Redman me invadió una tristeza inmensa. Una tristeza que me hacía llorar y temblar. Miraba al cielo de Madrid, despejado, se podían ver varias estrellas. Una muy brillante, Sirio o un planeta, tal vez Venus.
No se me sale de la cabeza una parte de una canción de Vetusta Morla, Los buenos. Dice así: Lo sé porque algunos ya se fueron y aún sigo sus pasos al caminar. Y aquí tú y yo . Solo quedamos los buenos. Nadie nos enseña dónde parar...
El viernes 7 en la noche en Madrid, en la plaza de Callao, en la manifestación en homenaje a los caídos fui el cuerpo de Roberto Redman. El muchacho de 31 años que horas antes antes de su muerte había ayudado a cargar el cadáver de Bassil Da Costa, el primer asesinado por protestar. Ahí en el suelo frío, mirando desde atrás los ojos de Redman me invadió una tristeza inmensa. Una tristeza que me hacía llorar y temblar. Miraba al cielo de Madrid, despejado, se podían ver varias estrellas. Una muy brillante, Sirio o un planeta, tal vez Venus.
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